La historia de los kunas (o gunas) está profundamente ligada a la región de Panamá y Colombia. Son un grupo indígena que habita principalmente el Archipiélago de San Blas (actualmente conocido como Guna Yala), una comarca en la costa atlántica de Panamá, así como algunas zonas de la región de Darién y Colombia. Su historia es rica en resistencia, autonomía y cultura.
Los kunas tienen una historia antigua que se remonta a tiempos precolombinos. Originalmente, habitaban en el área del Darién, en la frontera entre lo que hoy son Panamá y Colombia, pero debido a presiones de otros grupos indígenas y colonizadores europeos, comenzaron a migrar hacia las islas de San Blas en el siglo XVI.
Durante la colonización española en el siglo XVI, los kunas resistieron los intentos de dominación y esclavización. Al igual que otros pueblos indígenas, los kunas sufrieron el impacto de las enfermedades traídas por los europeos y la explotación económica, pero mantuvieron su independencia en gran medida debido a su ubicación geográfica y a su capacidad de resistir militarmente.
A lo largo del siglo XX, los kunas fueron protagonistas de la Revolución de 1925, también conocida como la Revolución de Tule. Esta revuelta fue una respuesta a las políticas represivas del gobierno panameño, que intentaba forzar la asimilación de los kunas a la cultura nacional, incluyendo la prohibición de su vestimenta tradicional y prácticas culturales. La revuelta, que fue liderada por Nele Kantule, terminó con un acuerdo entre los kunas y el gobierno panameño que garantizó su autonomía.
Tras la Revolución de 1925, se estableció la comarca de Guna Yala, un territorio semiautónomo donde los kunas pueden ejercer su autogobierno. Dentro de la comarca, los kunas han mantenido sus tradiciones culturales, lengua (el idioma guna), y sistema de gobierno. Su forma de organización política se basa en consejos locales liderados por sahilas (líderes tradicionales) que siguen siendo una autoridad en la toma de decisiones comunitarias.
La cultura kuna se distingue por su fuerte identidad y prácticas culturales que han perdurado a lo largo del tiempo. Las molas, textiles tradicionales hechos a mano por las mujeres kunas, son una expresión artística emblemática. Además, su cosmovisión está profundamente vinculada con la naturaleza y los espíritus ancestrales, siendo la espiritualidad un aspecto central en la vida comunitaria.
A pesar de su autonomía, los kunas enfrentan desafíos en la actualidad, como el impacto del cambio climático, que ha puesto en riesgo algunas de sus islas debido al aumento del nivel del mar. Además, han tenido que lidiar con la presión externa por la explotación de recursos naturales y el turismo. Sin embargo, los kunas continúan siendo un ejemplo de resistencia y autodeterminación.Su historia es un testimonio de su capacidad para adaptarse y preservar su identidad cultural, a pesar de siglos de influencias externas y presiones coloniales.